lunes, 19 de noviembre de 2007

Tratado de Espeleología

Según la Wikipedia el término "espeleología" significa "ciencia cuyo objeto es el estudio de las cavidades subterráneas" y si extendemos un poco más la entrada correspondiente, nos habla sobre que "Esta ciencia en origen, no puede de ningún modo dejar de considerarse deporte, pues el científico que pretenda estudiar el mundo subterráneo, se verá obligado a ser deportista para superar el exigente esfuerzo que la progresión en dicho medio le demanda, así como el dominio de los aparatos y técnicas que le sirven para moverse bajo tierra".

Os preguntaréis por qué estoy hablando ahora de la espeleología, pues bien, la respuesta es sencilla. En la ciudad/pueblucho en la que habito -Inopia- los cómics están considerados como material extraño y sólo aptos para gente aún más extraña, con lo que los lugares en los que poder encontrar algo de una calidad como poco interesante son algo más escasos que el Adamantium, limitándose la mayor parte de los lugares de venta (4 concretamente) al formato grapa y sólo una pequeñísima parte del mercado -uno- vende algunas cosas de Norma, Astib erri, Glenat, Panini y para de contar.

Un buen amigo mio me repite constantemente que las revistas como el "Hola", "Semana", "Don Balón", etc. deberían estar en un lugar que no se vieran, en favor de otras revistas que nadie conoce y así poder darse a conocer ya que las primeras las piden directamente, nadie las va a comprar por verlas en el escaparate o en la estarería, saben que existen y tienen su clientela.

Un ejemplo de esas "revista", "libros" o como queramos llamarlas son los Tebeos, que aparecen en los lugares más recónditos de las librerías... y aquí llegamos al "tratado de Espeleología".

Resulta que en el único lugar en el que puedo encontrar tebeos de calidad -no todos, pero los hay- es en un lugar que parece despreciar el mundo de los cómics y más concretamente a sus lectores y compradores, ¿no se dan cuenta de que les estamos dejando dinero?, para poder acceder a los pocos tebeos que van llegando todos los jueves por la tarde, a eso de las 18.00 más o menos, hay que mantenerse en forma. Lo primero que hay que hacer cuando se entra por la puerta del local es preguntar "¿ha llegado algo?", si la respuesta es afirmativa soltamos todos los chismes que llevemos encima porque el espectáculo va a comenzar.

Vamos quitando como podemos un par de estanterías llenas de libros -de los que creo que jamás se ha vendido uno- y que están justo delante de lo que queremos ver, el esfuerzo es considerable, sobre todo cuando haces un mal movimiento y la pila que se amontona en las estanterías caen por su propio peso y hay que volverlo a colocar todo... a veces creo que cuando sucede esto oigo una risilla ahogada que proviene del mostrador... cagonlalexe...

Evidentemente esto no termina aquí... después de mover semejante mamotreto viene otra estantería vertical-circular, ésta es más facilita porque tiene ruedas un poco oxidadas, pero más o menos se pueden mover, una vez está quitada te encuentras con un montón de paquetes de una mercancía que no es de la tienda -se la entregaron por error- y ahí están dando por culo hasta que alguien las robe y las cambie de sitio, porque seguro que no hay en la tienda otro lugar en el que poder dejarlas nada más que en lugar de los comics; pues nada, a quitar cajas se ha dicho.

Una vez apartadas las 2 estanterías a empujones, colocado los libros que se caen, quitado la estantería de ruedas y apartado las cajas, ya hemos hecho brazos, ahora viene el momento de las piernas y la espalda, porque los cómics están en el estante de abajo, con una disposición lo suficientemente aleatoria como para poder hacernos estar 5 veces más tiempo ahí del que estaríamos si estuvieran colocados bien, pero claro, como nos gustan los superhéroes no es cuestión de ponernos las cosas fáciles. hala, media hora agachados apartando libros y tebeos tirados por las estanterías, maaaadre, como tengo ya la espalda, menos mal que voy al gimnasio...

Y es que parece que los tebeos no existieran o no hicieran falta en este mundo, se les da un trato vejatorio a estos y a sus compradores, quizá con la excusa de que no se venden lo suficiente, pero claro, ante semejante "lugar" -por llamarlo de alguna forma- quién va a comprar tebeos...

Prometo Foto-

¡Saludos!

(Por cierto, acabé comprándome -hoy- The Authority vol. 3 -26 leros-)

viernes, 16 de noviembre de 2007

LA QUE NOS VIENE

Llevamos en la Comunidad Económica Europea algo más de 20 años. Me paro a mirar todo este tiempo que ha pasado e intento recordar cómo estábamos antes y cómo estamos ahora. Hemos mejorado muchísimo, tanto que antes, los que eran adultos, tan sólo pensaban en cómo poder encontrar un trabajo -el que no tenía- o simplemente en trabajar. Más tarde llegaron las subvenciones, que vienen -aún- sobre todo de la generosa Alemania y veo cómo se ha transformado Extremadura. No voy a hacer una reflexión prodigiosa sobre todo lo que ha pasado ni sobre lo que está pasando porque no estoy suficientemente capacitado, además se requerirían muchos folios para hacerlo y dedicarle mucho tiempo -y sería aburrido-.
Tan sólo quiero pararme a ver cómo está la gente, los pueblos, las carreteras, los parques, el trabajo, el ocio, la cultura, el deporte... y comienzo a temblar.
Comienzo a temblar sólo de pensar qué será de nosotros en el 2013, cuando se acaben las subvenciones -o se recorten de manera estrepitosa en favor de nuestros amigos del este-, qué será de todas esas personas que estuvieron en Talleres de Empleo y que se formaron en oficios que jamás ejercerán -sobre todo porque sólo les interesaba el dinero que recibían a cambio de un muy cuestionable trabajo-, ¿de qué vivirán? También me pregunto qué pasará con todas aquellas personas que formaban a los alumnos, no sólo de los talleres de empleo sino de "Plan FIP", "Escuelas Taller", "Proyecto Orión", "Melkart", "Eloisa" y un largo sinfín de ectcéteras. Proyectos todos que no sé hasta qué punto han conseguido sus objetivos REALMENTE, que contar trolas sabemos hacerlo todos.
Seguro que hay muchas personas que conocen mucho mejor que yo a dónde van a parar una gran parte de esos fondos que se destinan a la formación, el empleo, la innovación, la cultura... pues si, a la Basura. Porque el 99,99 % de los Ayuntamientos (dejo un pequeño margen de error, por si me equivoco) solicitan subvenciones por solicitarlas, o para poder renovar el mobiliario gracias a los fondos destinados a comprar "material" que luego nadie sabe dónde está -o lo carísimo que ha sido-; y claro, esto no queda sólo aquí, muchos ayuntamientos piden subvenciones para construir edificios que luego no van a poder mantener ni equipar, muchas empresas viven gracias a los trabajos que les ofrece la Junta de Extremadura por contratar sus servicios, muchos trabajadores "técnicos" están en programas financiados por algún fondo europeo, existen multitud de ayudas a las empresas, a la contratación de jóvenes, ayudas mareantes para que nuevas empresas vengan a Extremadura a traer trabajo, que seguramente dentro de unos años, cuando las subvenciones se acaben, se irán a otro lado en el que sí puedan ofrecerles esas ayudas y mientras se excusarán con un "Es que aquí la mano de obra se ha vuelto muy cara" o "el margen de beneficios no ha subido lo suficiente y ya no nos sale tan rentable". Me pongo a pensar en todas aquellas personas que están trabajando en los distintos ayuntamientos de Extremadura y me asusto, una gran parte de estos trabajadores lo hacen gracias a Fondos Sociales Europeos, Fondos Regionales, etc. y muchas veces se contratan a personas que realmente no hacen falta tan sólo por no perder la subvención, teniendo luego a esas personas olvidadas y aburridas sin poder realizar el trabajo por el que se les contrató, y lo peor de todo es que cuando a esas personas, después de trabajar como dinamizador deportivo, monitor de ocio y tiempo libre, educadores sociales, monitores de juventud, dinamizadores del mayor, dinamizadores de asociacionismo, técnicos de emancipación joven... repito, cuando estas personas acaben su contrato y las subvenciones se acaben... ¿de qué van a trabajar? ¿los van a admitir en una empresa como contables? ¿como comerciales tal vez, cuando jamás han sabido vender nada? ¿montarán su propia empresa? ¿¿todos?? Son preguntas que lanzo y que creo que no tienen respuesta... o tal vez sí, la búsqueda de empleos fuera de la región.
Quizá se demasiado tremendista pero creo que cuando estas subvenciones se acaben, Extremadura se va a ir al garete de una manera estrepitosa, si la gente, comenzando por los propios políticos no se mentalizan de que hay que hacer las cosas de otra manera estamos apañados, llegará una reacción en cadena que hará que volvamos a estar en los años 60. Ni cultura, ni trabajo, ni deportes, ni ocio...

Más adelante la segunda parte.

¡Saludos!

lunes, 12 de noviembre de 2007

Una Ruta Imperial: Carlos V

Hace poco más de un año comenzó mi afición por el Senderismo, una actividad física que muchos creen que es para gente mayor -incluso yo lo creía- dado que tan sólo se trata de pasear por el campo, no podía estar más equivocado; el Senderismo es una actividad apta para todas las edades y, según las rutas, aptas para todas las condiciones físicas. Mi primera ruta fue la Maratón de Villafranca de los Barros, 42 kilómetros entre vides y olivos, con una orografía bastante llana con lo que la dificultad tan sólo residía en la distancia y el cansancio visual de ver siempre lo mismo... también me equivoqué... hubo el hándicap de una lluvia no muy fuerte pero sí continua que junto a la composición de la tierra por la que caminábamos hizo de toda la ruta un auténtico barrizal (por algo llaman a esa tierra "tierra de barros"), con lo que suponía tener varios kilos de barro en cada bota y el cansancio que supone levantar los pies con todo ese peso.
Aunque podría afirmar que esta ruta fue una actividad muy cercana a la tortura, no hizo que desistiera mi intento de conocer este "cuasi deporte" ya que también tuvo muchas cosas positivas, el paisaje desconocidos en algunos momentos, toda esa gente reunida charlando amigablemente, la lucha contra los elementos, el afán de superación, y sobre todo, las amistades que se consiguen durante la ruta.
Eso fue lo que hizo convencerme de que el senderismo no es como otro deporte, va más allá del deporte, es una actividad física - social - educativa - ecológica maravillosa que llena todos los sentidos.
En este tiempo he tenido el gusto de realizar varias rutas senderistas cada una de ellas con su encanto y belleza, en cada una he conocido a gente totalmente diferente y compartido alimentos de todo tipo, garbanzos, aceitunas machadas, gazpacho, churros... perno ninguna ha sido tan buena como la Ruta Carlos V realizada ayer día 11 Noviembre 2007, por su belleza y dureza (sin llegar a ser como la maratón debido a la climatología), sus vistas, el gentío, el ambiente de camaradería, las risas...
Ya se ha hablado mucho de esta ruta, la mayor parte de las páginas dedicadas al senderismo hablan de ella porque es un cita ineludible en cualquier agenda senderista: El Camino que siguió el Emperador Carlos V antes de su retiro en el Monasterio de Yuste, desde Tornavacas hasta Jarandilla de la Vera; 26 kilómetros atravesando 2 valles con una orografía espectacular, increíbles robledales y castaños, gargantas, ríos, puentes... como en un cuento de hadas, y más de 500 personas entre ellas niños y mayores que se atrevían con los duros desniveles de la ruta.
El comienzo fue muy ilusionante, el día había salido espléndido y la gente estaba muy animada y mentalizada. Era un buen día. Vamos admirando con ilusión las casas de Tornavacas y la salida del pueblo para ir por un pequeño sendero en el que la mayor parte del tiempo sólo podíamos ir en hileras, nada de parejas o grupos, pero se llevaba bien, no tenía muchas inclinaciones salvo algún repecho sin importancia.
Así transcurrieron los primeros 8 kilómetros en los que ya se veía qué nos íbamos a encontrar por el camino: paisajes fantásticos, montaña, mucha montaña y una vegetación de película. Ya al inicio podíamos observar quienes iban a hacer la ruta como deporte y quienes para disfrutar, la velocidad de algunos senderistas no dejaba lugar a dudas; nosotros a lo nuestro: caminar a nuestro ritmo y deleitarnos con el paisaje. El primer Stop de los 5 que hicimos durante el recorrido (paradas para comer y descansar un poco, hicimos otras paradas para beber o quitarnos algo de ropa y hacer fotos) fue en un puente, a 1/3 del total del recorrido aproximadamente, pero eso hablando en kilómetros, que con mucha razón nos advirtieron que aquí las distancias son relativas... por eso de los desniveles que hay que salvar. Aquí deberían darse la vuelta aquellas personas que no fueran bien de fuerzas, ya que la vuelta son otros 8 - 9 kilómetros de caminata sencilla y la continuación serían unos 18 con una dureza considerable. Algunos se volvieron pero la gran mayoría continuamos. Medio bocadillo, algo de agua, una barrita energética... ¡y a subir el primer desafío!
Aquí comenzamos a entender el por qué algunas personas se volvían en el puente, unas cuestas muy duras, con muchas piedras y de varios kilómetros, no aptas para personas poco entrenadas, (no hay acceso por coche en el 95 % de la ruta y la única opción de salir de allí si nos pasa algo o nos abandonan las fuerzas es el helicóptero) aunque al terminar todo el mundo se daba un buen descanso para recuperar fuerzas. El paisaje no podía ser mejor, para mi fueron las mejores vistas de la ruta, no quiero decir con esto que el resto de las vistas fueran malos, ni mucho menos, sólo que a mi me gustó más esta parte, a pesar de la dureza de la subida. La vista que se nos ofrecía de la Garganta de los Infiernos era espectacular, la vegetación espesa y magnífica, cada pocos metros encontrábamos a senderistas desatándose las botas, recuperando fuerzas, comiendo, bebiendo... o simplemente disfrutando de la extraordinaria belleza del paisaje tirados en un saliente al borde del vacío. Estamos en la Loma del Cerro de la Encinilla, en el corazón de la Sierra de Tormantos.
Un buen lugar para recuperar fuerzas tranquilamente y disfrutar.
Parece que ahora hemos terminado el esfuerzo, pero estamos a la mitad del recorrido y aún nos queda otra cuesta hasta el Collado de las Yeguas, la parte más alta del recorrido, y a muchos senderistas ya les tiemblan las piernas sólo de pensarlo, la reciente subida ha hecho mella en las piernas de muchos de nosotros. No pasa nada, merece la pena.
Salimos con las fuerzas recuperadas y con la ilusión de subir hasta el punto más alto de la zona (1479 metros) desde que podemos ver los dos valles, el Valle del Jerte -con la Garganta de los Infiernos- y La Vera, otro lugar fabuloso: El Puerto de las Yegüas (collado de las yegüas) Aquí recordamos la frase que dijo el Emperador Carlos V al llegar: "ya no pasaré otro puerto en mi vida salvo el de la muerte"; el ascenso desde aquí se hace duro, aunque no tanto como el anterior, piedras más sueltas pero un ascenso más corto y con menos vegetación, la verdadera dificultad aparece al cruzar un puente, un brutal ascenso del que salimos más o menos ilesos, aquí, paramos otra vez para recuperar fuerzas y llenarnos el estómago. Como digo, desde aquí las vistas son maravillosas y los senderistas lo saben.
Ahora nos queda la larga bajada.
Muchas piedras sueltas, muchos zigzag, mucha vegetación en algunos tramos y una señalización algo confusa -o yo soy muy torpe, que también es muy posible- explican la bajada de unos 900 metros de desnivel, las fuerzas, aunque hacemos paradas, ya comienzan a flaquear y hace que algunos senderistas tengan calambres musculares o tengan los dedos de los pies dañados.
No hay problema, las vistas, las conversaciones y las ganas de seguir hace que lo que a las piernas les cuesta, el corazón lo supla; como si nada seguimos bajando unos kilómetros hasta llegar a un bonito riachuelo done podemos volver a recuperar fuerzas e incluso beber un poco de vino que nos ofrece un grupo de caminantes de Montijo, muy rico.
Durante todo el camino vemos a familias al completo realizar la ruta tranquilamente, como un día de campo normal, pasándoselo en grande y disfrutando, mucho mejor que lo que hacemos habitualmente los fines de semana, una buena terapia para superar el botellón, habría que fomentarlo más; también vemos a estudiantes de Educación Física, Montañeros experimentados, turistas... todos cargados con su mochila y su indispensable cámara de fotos, hay que quedar reflejado que se ha estado en la ruta.
Durante esta parada hay personas que se quitan las botas, se lavan los pies en el río y observa la espectacularidad de la bajada; al igual que antes de subir al Collado de las yegüas veíamos a una fila de hormigas subiendo azarosamente por la montaña, ahora veíamos justamente lo contrario: La fuerte bajada.
Lo peor ya había pasado, ahora, incluso con las fuerzas mermadas, sólo nos queda un "paseo" de 2 horas y media.
Ahora comienza la ruta por las zonas más suaves, hay algunas bajadas, algunas subidas, pero bastante suaves, lo peor es el cansancio psicológico de querer llegar, mitigado por las estupendas vistas, que aunque yao no son de alta montaña, siguen siendo espectaculares los bosques de robles que encontramos en nuestro camino, con piedras llenas de un musgo verde envolvente que hacen del paseo un cuento de hadas. Comenzamos a ver vida animal después de caminar junto a un rebaño de cabras en el primer puente -el puente nuevo-, como ya estamos más cerca de nuestro destino, los animales no podrían ser otros que vacas pastando en un pequeño prado con las montañas observándonos al fondo. Desde ese momento ya podemos ver nuestro destino, Jarandilla de la Vera, y los ánimos se redoblan, aunque las vistas son preciosas, tenemos ganas de llegar y descansar.
Estos bosques de robles, musgos y helechos forman un contraste espectacular, verdes, ocres, amarillos, marrones, todo en un conjunto armonioso que encandila la vista de los caminantes. Nuestra ruta sigue hasta encontrar el penúltimo control, allí nos ofrecen un poco de conversación sobre lo que nos queda hasta llegar y también unas castañas asadas, que nunca vienen mal. Éste es el primer lugar al que pueden llegar los vehículos desde que comenzamos la ruta.
Las castañas se agradecen.
Ya nos queda poco, el pueblo está a la vista, sólo nos queda una tortuosa senda entre robles y castaños que baja por la ladera y habremos terminado nuestra aventura; aunque no es tan fácil como parece, aunque ya nos queda poco el cansancio psicológico hace que a cada metro la ruta se nos vaya haciendo cada vez más larga: la visión cercana del pueblo nos hace caer en el error de que está muy cerca, lo está, pero en línea recta, nosotros tenemos que salvar aún accidentes en el terreno y esto hace que tengamos que seguir una senda con muchas "curvas" y cambios de sentido. Poco a poco vamos viendo la mano del hombre en esta maravillosa ruta... unos frigoríficos tirados en el campo y una carretera de acceso a casas rurales, chalets y fincas con huerto y riego por aspersores.
Las vistas siguen siendo estupendas.
En la entrada al pueblo nos recibe un estupendo puente que salva un pequeño río con escasa agua, no en vano las precipitaciones por la zona han sido escasas últimamente, pero no desmerece nada esta entrada, una posta puesta por la Junta de Extremadura nos avisa de que ahí está la Ruta de Carlos V, ya nos falta muy poco, sólo nos queda el último control a pocos metros y más tarde el merecido refrigerio que nos ofrecen los organizadores de la travesía -amén de una camiseta estupenda en recuerdo de esta edición de la Ruta- ahora vemos las calles, parques y edificios del pueblo, mientras comentamos hechos históricos sobre el Emperador que da nombre a la caminata y nos acercamos al parador en el que estuvo 4 meses hasta la finalización del Monasterio de Yuste, el cual sería su retiro hasta el fin de sus días.
Detrás está la residencia universitaria en el que nos estaría esperando un buen chocolate con churros y unos zumos muy agradecidos, así como los autobuses que nos llevarían de regreso a Plasencia. La gente del pueblo muy amable y colaborativa.
Al llegar podíamos ver cómo numerosos senderistas hacían estiramientos o se colocaban tiritas en los pies, dañados por los 26 kilómetros de camino, en total habíamos hecho 8.30 h en recorrerlos todos, más o menos lo esperado.
Después de realizar la Carlos V, estoy deseando volver a realizarla en otras condiciones: con lluvia o nieve, sé que será mucho más dura, pero estoy convencido de que me parecerá otra ruta totalmente diferente, con un encanto distinto, aunque por supuesto, insuperable ya que esta ruta es genial independientemente del tiempo que haga.
Esperemos que a todas aquellas personas a las que les da pereza levantarse temprano un fin de semana puedan ir algún día a ver este espectáculo que la naturaleza nos ofrece.

¡Saludos!