viernes, 7 de noviembre de 2008

EL RETO DE LOS SUPER FREAKS.

¿Qué tienen en común obras como ”Watchmen”,” Paracuellos”,” El Regreso del Señor de la Noche,” ”Maus” o ”Contrato con Dios” con ”El reto de los super freaks”? Cualquiera de vosotros, avezados lectores, tal vez por el poco sugerente título de la última ¿obra?, o tal vez por el hecho de no haber oído nada en lo referente a ella,  diría que nada, pero, obviamene,  cometería un craso error. Y es que con tan sólo ojearlo surge en nosotros la necesidad de restaurar nuestra alma y amor por el cómic y por ende por la humanidad entera  leyéndonos de una única sentada las excelsas obras anteriormente mencionadas, olvidándonos así  del bodrio aspirante a papel higiénico de ”El reto de los super freaks”.

Este objeto (no cometeré la osadía de llamarlo cómic, obra, ni tan siquiera panfleto electoral) es, al cómic, lo que Tapies a la escultura, con la salvedad de que este último, cuando metía un excremento en una urna de metacrilato, lo llamaba por su nombre: Mierda.

Eso sí, el dibujo está a la altura del guión, tan mal perfilado, falto de personalidad y detalles  como de color, aunque esto último debe de deberse sin duda a que el chino de la esquina debió de quedarse sin rotuladores ”carioca” a la hora en que estos desalmados cometieron el desaguisado que hoy ocupa estos comentarios.

Y ya está, no perderé más el tiempo ni ocuparé más espacio de este blog amablemente cedido por  Boca tratando de comentar este horroroso sabotaje al buen gusto. En mi defensa diré que apenas leí unas páginas, argumento que también sostiene el bueno de Boca, a quien quizás  algún gen 

de naturaleza benigna o simplemente el destino salvó del terrible  trance de  leer siquiera unas míseras palabras de tan nefasto delirio de grandeza.

Bueno, se despide sin más un humilde servidor recomendando a quien desee ligeras  y amenas lecturas para disfrutar en el W.C ojear publicidad de supermercados o tiendas de muebles que previamente habrán sido depositadas por un modesto repartidor de masivos en nuestros buzones, lectura mucho más modesta, sincera y coherente que este horror del cual expongo a continuación un escaneo de su portada, por si algún lector, en un momento de absoluta desesperación, pudiera comprar erróneamente.